¡Ayuda!, no le entiendo a mi GPS.

•octubre 28, 2010 • Deja un comentario

Solicito su ayuda. Presiono el botón de posición actual en mi GPS y me aparece esto. Resulta difícil decidir que vuelta dar en la bici o que pesero tomar, según el caso. Por cierto, ya que estamos en ello, he visto que a veces escriben «peCero». Si el denominativo proviene de los tiempos remotos cuando el así mentado transporte cobraba un peso, debe ser «peSero» ¿no?.
Whatever, necesito orientación…

Posición actual según mi GPS

Posición actual según mi GPS

 

Escuchado en Mishima de Paul Schrader

•octubre 11, 2009 • Deja un comentario

Mishima fue una de los primeros discos que compré en CD de Philip Glass. Ya antes había conseguido varios viniles y cassettes. Aún recuerdo que el CD venía «defectuso»: tenía tres veces el librito, así que corte la portada y la puse en un cuaderno de la prepa. Hace unos días revisite la película de Paul Schrader para la que Glass compuso la banda sonora con la participación del Kronos Quartet. Las siguientes frases quedaron resonando en mi cabeza.
Las dejo tal cual aparecen en los subtítulos al inglés del DVD en la edición The Criteron Collection (está edición incluye la voz narradora en japonés, a diferencia de la versión que vi hace años en la Cineteca Nacional, donde la voz narradora está en inglés):

Even the most beautiful body is soon destroyed by age. Where is beauty then? Only art makes human beauty endure. You must devise an artist’s scheme to preserve it. You must commit suicide at the height of your beauty.
The average age for a man in the Bronze Age was eighteen, in the Roman era, twenty-two. Heaven must have been beautiful then. Today it must look dreadful. When a man reaches forty, he has no chance to die beautifully. No matter how he tries, he will die of decay. He must compel himself to live.
….
Men wear masks to make themselves beautiful. But unlike a woman’s, a man’s determination to become beautiful is always a desire for death.
….
They don’t even know that art is a shadow… that stage blood is not enough.
—-
¿Opiniones?

Death & Co.

•marzo 26, 2009 • Deja un comentario
Lápida de Sylvia Platt

Lápida de Sylvia Plath

Otro poema de Sylvia Plath.

 

Esos versos finales son fantásticos: I do not stir. / The frost makes a flower, / The dew makes a star, / The dead bell, / The dead bell.
Somebody’s done for.

Death & Co.

Two, of course there are two.

It seems perfectly natural now —

The one who never looks up, whose eyes are lidded

And balled¸ like Blake’s.

Who exhibits

Leer el poema completo

Nicholas Hughes se suicida

•marzo 25, 2009 • Deja un comentario

Sylvia Platt con Frieda y Nicholas

Sylvia Plath con Frieda y Nicholas

El hijo de Sylvia Plath y Ted Hughes se acaba de ahorcar a los 47 años de edad, 46 años después de que su madre metiera la cabeza al horno para suicidarse respirando gas. Nicholas vivía en Alaska y se dedicaba a estudiar la biología de especies acuáticas. Su vida transcurrió lejos del escrutinio público. Nicholas no sé enteró de la verdadera causa de la muerte de su madre hasta que era un adolescente.

Hay que recordar que Sylvia tenía a sus dos hijos, Frieda y Nicholas, dormidos a unos metros de ella cuando se suicido. Según su hermana, quién dio la noticia de la muerte de Nicholas ocurrida el 16 de marzo, él había estado batallando con la depresión por muchos años. Su madre también batallo largamente con la depresión. Mientras estudiaba en la preparatoria en Nueva York y trabajaba en la revista Mademoiselle intentó suicidarse, experiencia que luego plasmaría en su novela The Bell Jar de 1963. Sylvia se casó con Ted Hughes en 1956, tuvo dos hijos con él y finalmente se separaron en 1962, cuando Hughes comenzó una relación con Assia Wevill. Al momento de su suicidio, el 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath tenía 30 años de edad.

No hay que olvidar que Assia ayudó a criar a Nicholas y Frieda, pero se suicido junto con su propia hija de 4 años en 1969, usando la misma técnica que la Plath. Assia Wevill es una mujer de la que se ha hablado poco, pero sabemos que además de hermosa y sexy era fluida en alemán, hebreo, inglés, encantadora, inteligente y mundana. En suma, una sirena.

Por otro lado Ted Hughes sé convirtió en poeta laureado en 1984 y es considerado uno de los mayores poetas de su generación. Nunca quiso hablar acerca de los suicidios de sus mujeres, pero en su última obra poética Birthday Letters publicada el mismo año de su muerte, 1998, se decide finalmente a explorar el tema.

El suicidio de Nicholas hace que un libro pendiente hace tiempo se reacomode en la parte superior de mi pila de libros por leer, uno de Yehuda Koren y Eilat Negev, Lover of Unreason: Assia Wevill, Sylvia Plath’s Rival and Ted Hughes’s Doomed Love. Ya les contaré más detalles sobre esta tragedia que parece de la Grecia clásica.

En la foto, Sylvia Plath con sus dos hijos.

Lady Lazarus – Sylvia Plath

•marzo 25, 2009 • Deja un comentario
Sylvia Platt con Ted Hughes

Sylvia Plath con Ted Hughes

Aquí uno de los poemas que Sylvia Plath escribió durante su último año de vida. Uno de mis favoritos, releído está mañana mientras me enteraba sobre el suicidio de su hijo. Una de las cosas que se le llegaon a criticar mucho, en vida, a Platt fue su modo de referirse al Holocausto. Aquí encontrarán un ejemplo de ello.


Lady Lazarus

I have done it again.
One year in every ten
I manage it—–

A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

Leer todo el poema

Estamos condenados

•febrero 19, 2009 • Deja un comentario
We're doomed

We're doomed

Hace poco el nihilista hablaba con unos amigos (en efecto, el nihilista tiene amigos. Muchos, gracias) sobre la mejor presentación de un personaje cinematográfico. Difícil decidir porque hay decenas de personajes que le son queridos, aunque quizá sean más los momentos lamentables que recuerda. ¿O acaso no tienen presente esa primera escena de Sigoumey Weaver como la Reina Isabel La Católica? ¡El peor «volteo para sorprenderlos» de toda la historia del cine! Pero después de mucha reflexión, si se viese obligado a escoger sólo una primera escena de un personaje el nihilista correría, gallardamente, el riego de pasar por un naco. Se quedaría con la primera frase de C-3PO en la primer película de Star Wars: «We’re doomed». Tenía unos 6 años cuando la vi por primera vez y aún hoy me parece tan puntual y premonitoria.

We're doomed

Sólo compro un libro por su apariencia….

•febrero 18, 2009 • Deja un comentario

El nihilista no se siente solo, porque sabe que el mundo está lleno de, mmmm, nihilistas. Sólo que muchos de ellos no lo saben, o no han salido del, mmm, closet de la esperanza infundada.

Hoy estaba escuchando a Stuart MurdochBelle and Sebastian pues- y no pude más que esbozar una sonrisa al escuchar:

I’m not as sad as Dostoievsky,
I’m not as clever as Mark Twain,
I’ll only buy a book for the way it looks,
And the I stick it on the shelf again.
Now I could tell you what I’m thinking,
But it never seems to do you good.

Y esbozo una sonrisa porque me recuerda el primer libro que compré, cuando tenía ocho años: Crimen y Castigo. Algún día contaré la historia porque es divertida, pero baste decir que en efecto lo compré por como lucía. Era un glorioso tomo, usado, de aquellas ediciones que, según me han dicho, se llegaron a vender en los supermercados mexicanos en los 60. Pasta dura, rojo vivos y borde de las hojas en dorado. ¿Qué niño de ocho años podría imaginar la profunda angustía que encerraban esas tapas?
No tengo ni creo tener hijos. Pero si alguien muy joven necesita consejo, sin dudar le pondré la canción de Murdoch, esperando que hagan caso: compren un libro por su apariencia y después directo a la repisa…. eviten el doloroso trámite de leerlo.

Pasar la página, dejar lo terrible atrás, seguir avanzando…

•febrero 17, 2009 • Deja un comentario

Esas son algunas de las frases que los optimistas suelen disparar al azar en sus conversaciones con el nihilista. El efecto habitual es cancelarle las enormes ganas de seguir viviendo, y hoy al verlas publicadas me hacen reflexionar.
Como todos saben el nihilista es aficionado al béisbol. ¡Incluso lo jugó!, claro, sin éxito alguno, como todo en la vida. En estos momentos uno de los jugadores más famosos, Alex Rodríguez de los Yankees de Nueva York, enfrenta un proceso en torno a cuestiones de dopaje.
En su comparecencia el día de hoy el llamado A-Rod se dijo listo para ‘dejar todo el asunto detrás de él’. Pobre. Parece no saber que la humanidad no encuentra mayor disfrute en cosa alguna que en el fracaso de los demás. Más aún si el fracasado en turno es un individuo altamente encumbrado en su oficio. El puede estar listo para pasar la página, pero el público no. A-Rod tendrá que ser humillado, arrastrado, expuesto y ridiculizado. Después de ello, quizá, los aficionados lo perdonen. Pero ¿acaso no funciona igual casi todo en la vida?.
El hecho de que una persona no sólo no pueda drogarse a gusto, sino que además tenga que dar cuenta pública de lo que hace con su cuerpo, me parece una de las mayores muestras de que el fin de los tiempos está cerca. Pero al nihilista no le queda más que hacer un plofff cuando lee la declaración de Alex el día de hoy. Resumida, el muchachito se la paso clavándose felizmente jeringuitas del 2001 al 2003, pero no sabía lo que se estaba metiendo. A ver ¿el atleta mejor pagado del mundo (235 millones de dólares), que tiene un equipo completo de gente cuidando de su cuerpo, se estaba inyectando cosas sin saber que eran ni que hacían?.
Cuando lo confrontaron haciéndole ver lo estúpido de su argumento, pleonásticamente respondió I was young and stupid. Bueno, al menos no era tan estúpido, porque también aclaró I knew we weren’t taking Tic-Tacs.
Al menos.

Y la muerte no tendrá dominio…

•febrero 16, 2009 • Deja un comentario

Uno de los malentendidos que el nihilista sufre con mayor frecuencia, es el de quienes piensan que el nihilista debe vivir deprimido u obsesionado con la muerte. Pero eso sería una forma de religión u optimismo invertido.

El nihilista no cree en nada trascendente. Por ello no le concede mayor valor a la muerte que a la vida, mucho menos al revés. Pensando en ello recordé a Dylan Thomas y tuve que regresar a él, principalmente los versos:

Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

And Dead Shall Have No Dominion

1936

Dylan Thomas

Aunque los amante se pierdan el amor no…

¿Quién lo podría decir mejor?

How to Lose Friends and Alienate People

•febrero 15, 2009 • Deja un comentario

Así se llama la película que vi anoche. Si piensan que es un extraño modo de pasar un 14 de febrero, he de aclarar que la vi pasada la media noche. Estelarizada por Simon Pegg (no sé preocupen en Inglaterra es famoso, acá no), Kirsten Dunst y Jeff Bridges, debo decir que no es ni remotamente tan buena como su título. Las memorias de Toby Young en las que la película está basada son mucho más corrosivas y nihilistas.
Ahora, cuando una película está basada en «eventos reales» eso suele traducirse en un «eventos tan distorsionados en la película que el personaje real no se reconocería en pantalla». Para decirlo brevemente, Toby Young es un periodista británico que saltó a la fama cuando narró el estruendoso fracaso que sufrió al ser contratado por Vanity Fair una vez cerrada su propia revista Modern Review.
El retrato es el de un sujeto crítico de absolutamente todo, menos él mismo. Con una ambición desmedida, arrogancia injustificada, rudeza en el trato e incapacidad para relacionarse emocionalmente. Si agregamos que su padre es un filósofo destacado, incluso Lord británico, suena prometedor. El problema es que el director no acaba de mostrarnos al Young radical de las memorías, ni de explicarnos porque habríamos de creer su redención por amor.
Un par de momentos buenos de Jeff Bridges, un Danny Houston desagradable, traicionero, arribista y burocrático, y un Simon Pegg en general medianamente divertido, no salvan el gran naufragio que es está película. Es más, ni el travestí que aparece en un par de escenas clave lo hace.
Olvidable, como mi 14 de febrero.